Si hay que hacer un cambio en la comida de nuestros engreídos, ya sea por gusto o por salud, lo ideal sería hacer una transición gradual para evitar problemas digestivos u otras complicaciones y que el nuevo alimento sea bien aceptado.
El tubo digestivo está poblado por bacterias y microorganismos que conforman la flora intestinal, que ocupa lugar en el proceso de digestión. A diferencia de una persona, nuestros animalitos gatunos y caninos, tienen dicha flora mucho más sensible al cambio, lo que originaría diarrea y otro tipo de malestares o enfermedades.
Un momento especialmente crítico para hacer cambios de alimento es cuando el cachorro o gatito cambia de casa. Este es un punto de gran estrés, ya sea por el transporte, por el cambio de ubicación, por la nueva familia, etc. estos cambios favorecen los problemas digestivos, que pueden empeorar si se cambia también la alimentación.
Por eso, cada que haya una modificación alimenticia, lo recomendable siempre es hacer una transición. El primer o segundo día se ofrece el alimento habitual con una pequeña cantidad del alimento nuevo y cada día se agrega más del nuevo y menos del anterior hasta que al terminar los 7 días solo quede alimento nuevo en el comedero.
Esta transición también ayuda a que los animales más exigentes y que rechazan cualquier cambio, acepten bien un nuevo producto. Ofrecer de forma gradual el nuevo alimento permite una adaptación de tipo gustativo y reduce los rechazos que se producen con los cambios bruscos de alimento.