Se dice que “los gatitos son de la casa” porque no les gusta salir, a no ser que sea por sus propios medios e intereses. Por ello, llevarles al veterinario puede generar un gran estrés para el animalito, sobre todo cuando no sabemos cómo actuar.
Lo primero que necesitamos es un transportador, te recomendamos el Hagen Voyageur, una caja de transporte para perros y gatos de gran calidad y con óptima ventilación, con puerta y cierre superior de fácil acceso, compartimento para comedero y bebedero, asa para fácil y cómodo transporte, orificios para cerrar con candado y anilla delantera y trasera para acoplar la correa. En él podrás meter, quizás con algún engaño, a tu felino, como por ejemplo poniendo comida o un juguete en el interior. Es importante que no lo metas a la fuerza porque puede lastimarte y aumentar su estado de nerviosismo.
Una muy buena manera de que el gatito se acostumbre a esa caja es dejarla a su disposición en todo momento, por ejemplo al lado de su área de juegos. Así no será desconocida para él.
Si llevamos al gato al veterinario en el coche debemos procurar que las ventanas estén cerradas para reducir los ruidos, y que el transportador lleve cinturón de seguridad para evitar accidentes. Al regresar a casa tras la consulta, deberás dejarle en la caja unos instantes hasta que se de cuenta de que está en el hogar de nuevo y recien llegado allí, abrirle la puerta.